sábado, 30 de enero de 2016

Gobernador Costa - Tecka

Desayunamos en la YPF como ya es costumbre porque es el único establecimiento que abre a las siete u media de la mañana. Eso nos permite comenzar a pedalear a las ocho.

Me preocupa el inicio de la etapa. He visto que es una larga recta que se dirige al oeste y como ya sabéis es de allí de donde suele soplar el viento.

La mañana ha aparecido tranquila y Fabián, el tipo del hostal, asegura que no será un día muy ventoso. No obstante sí que hay algo de viento aunque salvamos esa parte bastante bien.
Unos kilómetros después nos encontramos con un joven cicloturista que viaja en sentido contrario. Es inglés y viene pedaleando desde Canadá. Nos explica que él prefiere pedalear a hacer turismo así que no entrará a ver el glaciar ni nada de eso. Hay tantas formas de viaje como vidas.

Cuando la carretera gira hacia el norte unas lomas nos protegen del viento y la mañana se pone preciosa para pedalear. Salvamos sin problemas la etapa y nos regalamos un descenso final de diez kilómetros que nos deja en Tecka.

Tecka es una pequeña población junto a la carretera cuyo centro neurálgico es la YPF. Tomamos algo fresco y comemos mientras preguntamos por alojamiento. Nos quedaremos en una cabaña justo en frente de la gasolinera. Es algo más cara de lo habitual pero sólo venidas otra opción por el mismo precio y sin WiFi.

Lo bueno es que tiene cocina y baño propios.
Nos acomodamos y tras una ducha necesaria podemos descansar. El pueblo no tiene mucho que ver pero iremos a visitarlo puede las tarde y a hacer unas compras.

Después vuelta a la cabaña a cocinar unos espaguetis para la cena.

Antes de descansar recuerdo a Olga, una ciclista ruta que estaba en la gasolinera cuando llegamos. No hablaba nada de castellano, ni inglés, ni  francés. Debía de tener sesenta años y venía pedaleando desde Brasil.

Lo último que pienso es en la noticia política del día en Argentina. El gobierno de Macri ha subido las tarifas de la luz en un 300 por cien de media. El ministro de turno dio una rueda de prensa a las cuatro des la tarde exponiendo sus motivos y los datos qie argumentan la decisión a través de un power point. Incluyendo la preguntas de los periodistas duraría una hora. Después estuvo toda la tardes apareciendo en programas de televisión y tertulias explicando lo mismo.

En verano todo el Gran Buenos Aires sufre cortes de luz porque su red de distribución de energía no da abasto para tanta demanda. Para este gobierno el exceso de subvenciones en las tarifas eléctricas hace que los ciudadanos y ciudadanas "abusen" del consumo energético. Hace un mes el mismo gobierno recién elegido devaluó el valor del peso argentino un treinta por ciento...

Escuché con atención la rueda de prensa y los debates. A mí no me convenció aunque no entiendo de economía. Pensé en Iago y en sus 5000 pesos mensuales. Y también pensé que parecía una buena costumbre lo de argumentar las medidas en una rueda de prensa y admitir preguntas en directo...

viernes, 29 de enero de 2016

Los Tamariscos-Gobernador Costa (93 km)

Madrugamos con la intención de esquivar el viento como cada día y desayunamos lo que nos ha preparado Maxi.
Nuestro mejor objetivo de hoy sería alcanzar Gobernador Costa si bien está a 130 km y sabemos que no es viable si el viento no colabora. Esto nos regalaría un día de descanso sobre nuestra programación.
La otra  opción será pernoctar en una estancia y salvar los kilómetros faltantes a la mañana siguiente.
Nos despedimos y comenzamos a rodar a buen ritmo cuando notamos la presencia de un viento no tan agresivo como el de ayer pero creciente. Nos  dirigimos hacia un cielo oscuro pero nos cuesta creer que vaya a llover porque esta tierra parece realmente árida.
Nos convencemos en poco tiempo.
El viento frío de frente trae lluvia y paramos a descansar en la caseta de una gravera anexa a la carretera.
Un trabajador nos sugiere que pueden acercarnos en camioneta para evitarnos la tormenta pero cuando llega el responsable dice que no es posible así que volvemos a la carretera con lluvia y viento.
A los 70 kilómetros estamos cansados y aparece la primera estancia. El dueño no parece muy amigable y no nos da buenas sensaciones así que continuamos 10 km más hasta otra estancia que resulta estar cerrada.
Eso supone otros diez kilómetros extra y ya estamos en la reserva. A los 90 km vemos un cartel que nos da aliento: Estancia Casilda y Cabañas.
Hay muchos sitios donde alquilan cabañas para  los turistas y aunque la entrada a la estancia incluye un par de kilómetros de ripio nos adentramos. A mí me cuesta avanzar sobre la grava bastante más que a Santi y finalmente opto por bajarme y recorrer a pie el último tramo.
Te vas a reír!, me dice Santi cuando me presento ante el encargado con el que estaba hablando. Las cabañas son para los carneros!!!
Yo no encuentro tanta diferencia entre un carnero y un ciclista mal duchado pero entiendo que el error es fatal...o no tanto. Jorge, el encargado, vuelve a desplegar la hospitalidad criolla y nos invita a quedarnos en  un cuarto de los empleados.
Bajo un incontable número de moscas el suelo parecer bastante apto con tal de no seguir pedaleando.
Nos podremos duchar y cocinaremos algo. Esto último no lo va a permitir el cocinero que nos ofrece un té y tortas fritas en cuanto  nos saluda. Yo casi entro en bucle comiendo tortas. El resto de los trabajadores van llegando tras la jornada de trabajo. Hoy se han dedicado a reparar la alambrada. Son jóvenes entre 20 y 27 años que viven durante la semana en la estancia. Parecen alegrarse de nuestra visita y entablan conversación rápida sobre bicicletas ( la de Santi causa sensación en todo el país), fútbol, España o música. Hacen aparecer una guitarra para que se la afine y compartimos un poco de música y mate junto a un fuego que acaban de encender en el hogar de nuestro cuarto.
Nos enseñan sus caballos orgullosos  y nos invitan a cenar arroz con carne. Les gustaría que visitásemos la casa donde vive uno de los trabajadores con su novia de 18 años y su hermana con un niño de un año.
Desde nuestro punto de vista las condiciones higiénicas y materiales dejan mucho que desear y nos hace pensar en la cantidad de mundos que hay dentro de cada país.
Antes de marcharnos a dormir echan más leña a nuestro fuego para evitar que tengamos frío durante la noche. La intención es buena pero a cambio tenemos que abrir la puerta en mitad de la noche para ventilar el monóxido de las brasas y además todo nuestro equipaje y nuestra piel adquiere un tufo a humo que dos días  después seguiremos arrastrando.
La mañana es un regalo. La tarde anterior Jorge se adelantó y nos ofreció acercarnos a Gobernador Costa con la furgoneta al amanecer. Nos regala 40 km y un día de descanso. Quedamos muy agradecidos por todo, puede que nos veamos más adelante...
El día en Gobernador Costa es reparador. Desayunamos en la YPF, verdaderos centros neurálgicos de los pueblos que atravesamos. Encontramos alojamiento, lavandería, banco para cambiar algo de dinero y oficina postal. El día pasa entre descanso y comidas y alguna mirada de reojo a las copas de los árboles para confirmar que el viento sigue ahí...













jueves, 28 de enero de 2016

Río Mayo-Los Tamariscos

Desayunamos en el hostal y salimos a la carretera con la esperanza habitual de que el viento se porte bien. Los dos primeros kilómetros nos ponen las pilas con un repecho aunque sabemos que será todo o casi todo llano hoy.
A partir de ahí hacia el norte  con viento de costado nos sorprenden diez kilómetros de ripio que no aparecen en ningún mapa y que nadie nos había dicho.
Pasado el bailecito la carretera gira al este quince kilómetros y ahí sí empuja el viento. Rodamos veloces pero preocupados porque sabemos que en realidad estamos dando un rodeo sobre el mapa y tendremos que recuperar el sentido oeste.
A los cincuenta kilómetros paramos a descansar y a comer algo de fruta a la orilla de un río que nos ofrece un rato agradable.
Ahí se acaba lo bueno.
Hacía el oeste viento en contra y aunque poco a poco la carretera gira hacia el norte nos sigue exponiendo mucho.
A Santi la parada se le ha atascado un poco y no acaba de estar fino. Seguirá sufriendo hasta el final de la etapa como un campeón.
A los 70 kilómetros estamos bastante cansados y paramos a comer. Al retomar la marcha nos encontramos con una pareja de vascos que han viajado a la Antártida y ahora recorren la Patagonia en coche.
Nos despedimos y continuamos pedaleando cada vez más cansados hasta que la fuerzas se nos acaban y empezamos a buscar un refugio en mitad de la pampa. Las rectas son interminables y no vemos nada que parezca habitado. Llevamos agua suficiente porque unos chilenos en ruta nos han llenado las botellas. Tendremos que prescindir de la ducha y del refresco esta vez.
Ya hemos elegido. Una zona más baja en mitad de la llanura nos protegerá del viento. Antes de acampar por si acaso decidimos preguntar a algún conductor por un paraje llamado Los Tamariscos. Creíamos que debería estar cerca pero no lo hemos alcanzado.
Un colectivo para y nos dice que estamos a quinientos metros del deseado lugar. Se nos abren los ojos como platos y vamos en busca de una pared para poner la tienda refugiados. No son quinientos metros sino tres kilómetros de viento fuerte pero ya no importa.
Resulta que parece habitado y después de gritar unas cuentas veces aparece Maxi y nos dice que tiene una habitación y que nos cobra muy poco.
Y para colmo tiene un pequeño bar donde nos espera  una bebida bien fría y una cena insospechada hace tan solo tres kilómetros.
Una vez más salvados por la campana.
No hay ducha por poner alguna pega. En su lugar la palangana de la foto...y un poco de imaginación.








Una de números...

Con una bicicleta de más de 40 kg. las cuestas se suben a 9 o a 10 km/ h. Un puerto normal puede requerir una hora de paciencia. Para bajar sin embargo es fácil alcanzar los 50 por hora. Si llevas carrito y te llamas Santi puedes apurar hasta 70 km/ h. justo antes de despegar.

Mi contador marca 1437 km. pedaleados hasta hoy. Dado que mi rueda tiene un diámetro de 700 mm. la longitud de su circunferencia es de 2,199 metros y ha debido de dar unas 653478,8 vueltas. La dinamo de mi bici me carga el móvil en unos 70 o 80 km.

1euro lo cambian hoy en el banco a 14,5 pesos.

Los guanacos pueden alcanzar los 61 km/ h. cuando compiten contra una bicicleta...pero no les conviene.

1 litro de agua pesa 9,8 Newtons si obviamos los efectos de la temperatura, la salinidad y las anomalías gravimétricas producidas por las bolsas de petróleo o minerales pesados de una Argentina llena de recursos. Ergo mis dos bidones ( de un litro cada uno) vienen a ser dos kilos coloquialmente. Si calculo agua para pasar la noche añado tres kilos más. Y si me compro un pasador de sillín de titanio aligerado me puedo ahorrar 50 gramos...
Sólo en barro debo de llevar 500 gramos.

Una habitación humilde viene a costar 200 pesos (14 euros aproximadamente) si no notan demasiado el acento español...

Un peón de estancia cobra entre 5000 y 7000 pesos.

1km calculado por un conductor equivale a 1,5 o a 2km.  para el ciclista. Este factor de conversión es esencial para el cálculo de fuerzas y tiempo.

lunes, 25 de enero de 2016

Un poquito de educación vial

Receta para alargar la vida de l@s ciclistas:

      Si conduces un coche puedes avisar de tu llegada con unos pitiditos cortos de saludo a suficiente distancia pero procura no pitar de repente justo cuando estés  a nuestro lado, nos asusta un poco. También puedes pitar después de pasarnos. 

No obstante nos gusta que nos saluden y nos den ánimos, no dejéis de hacerlo. 

      Si conduces un camión mejor que avisar de tu llegada aminora la velocidad y trata de separarte lo suficiente. Cuando un camión pasa a gran velocidad por el hombro de un ciclista el efecto Venturi hace que el ciclista resulte absorbido hacia el camión (por el mismo motivo es peligroso estar muy cerca de la vía cuando un tren pasa  a alta velocidad). Si pasa un camión el ciclista puede escucharlo y agarrar el manillar con fuerza. Generalmente es suficiente pero si hace mucho viento el efecto para el ciclista es mayor. 
Si son dos camiones es más peligroso porque el primero lo puede absorber y el segundo lo puede golpear. Mantener una distancia de seguridad prudencial con el siguiente camión mitiga el problema.

Si tienes un camión con un claxon muy molón que cada vez que lo accionas pareces una feria abstente de usarlo justo cuando llegues a la altura de la oreja del ciclista. Si te fijas bien por el retrovisor verás que no es exactamente un saludo lo que te dedica el ciclista que no ha sufrido un paro cardíaco. 

Si un ciclista espera de pie en la cuneta de la carretera agitando un bidón vacío no significa que desea que le saludes. Está pidiendo agua. Los ciclistas también están hechos mayormente de esa substancia.

Si calculas que coincidirás con el coche de frente a la altura del ciclista puedes realizar una ingeniosa maniobra poco extendida entre l@s conductores/as argentinos/as: frenar y esperar a que pase el otro vehículo. Los últimos estudios científicos concluyen que es una tontadica que no te demora casi nada tu viaje.

Si eres ciclista recuerda que eres el débil, no el boludo, como dicen acá: usa casco. 

Si vas a pedalear mucho por carretera un espejo retrovisor aumenta la seguridad notablemente y te asegura un peinado perfecto en todo momento.

Hazte ver con prendas llamativas. 

Avisa de tus maniobras con antelación y evita los movimientos repentinos. 

Deja dicho a alguien la ruta que vas a hacer y lleva agua y comida suficientes. 

Protégete del sol y del frío en la medida de lo posible. 

En fin, no somos una especie en extinción pero sí necesitada de protección...

Perito Moreno - Río Mayo (128 Km)

El día amanece con viento aunque no parece tanto como el de ayer. No madrugamos demasiado. Ayer fuimos a dormir tarde y hoy no creemos que con viento seamos capaces de salvar toda la distancia hasta Río Mayo así que el plan es pedalear hasta que podamos y entonces buscar un sitio para acampar.

Tenemos que abastecernos en un supermercado antes de salir y desayunamos estupendamente en el restaurante del Hotel Americano en la avenida principal de Perito Moreno.

Comenzamos la etapa sabiendo que los primeros kilómetros pueden ser favorables porque van hacia el este pero que pronto retomaremos la ruta 40 hacia el norte y ahí habrá que ver qué pasa. He visto el perfil y no me sorprende que comience el relieve con unas cuestas bastante importantes. 

Después de unos 50 Km. el relieve da paso a una llanura extensa y una recta infinita en la que la dirección del viento nos marcará si es posible o no continuar. Mis esperanzas se cunplen y aunque el viento es de costado a veces nos ayuda parcialmente un buen rato y la dirección de la carretera parece alinearse con el viento. Así comenzamos a rodar constantemente a gran velocidad (30 o 40 km/h es mucho para nosotros). Cuando nos damos cuenta nos alegramos y tratamos de parar lo más tarde posible para aprovechar la ventana de fortuna. A los 100 km. paramos a comer algo y sin mucha demora salvamos los 28 Km que faltan en forma de recta interminable). 

Estamos en Río Mayo. Hemos hecho 128 km. y nos alojamos en un hostal a falta de camping disponible. Y para colmo hay wifi y ordenador disponible para actualizar el blog. Ojalá mañana salga como hoy. 







La cueva de las Manos

     Hace 9300 años en un día posiblemente ventoso una tribu seminómada recorría el valle del Río Pinturas rodeados de guanacos y choites (pequeñas avestruces patagónicas), pumas y aves que les vigilaban desde la distancia. Se encuentran vestigios de su presencia a distancias humanamente salvables a pie (15 o 20 km.) a lo largo de un corredor que une el Atlántico con la cordillera andina.

     Se trasladaban siguiendo a sus presas sabiendo que el invierno las haría bajar al fondo del valle. Las rocas de las paredes del cañón les aportaban refugio y es ahí donde aparecen sus manos en negativo utilizando tintes minerales que mezclados con agua introducían en la boca y soplaban a través de un hueso tallado como canuto. ¿Por qué lo hacían? No está claro y las hipótesis son muchas pero el caso es que ahí están las manos de niños, niñas, hombres y mujeres que nos dicen que allí estuvieron.

     Es una sensación extraña mirar esas pinturas y condensar 9300 años en un metro y medio.Da vértigo.

     Los/as arqueólogos/as han estudiado a fondo estas pinturas y han concluido que hay al menos tres etapas bien diferenciadas en su realización.

     Para quienes seguís el blog con interés os propongo un juego compartido. Aquí van unas cuantas fotos de la cueva de las manos. Si miráis con atención podréis ver otras muchas cosas además de las manos. ¿Quién da más? Podéis dejar vuestras observaciones en los comentarios. Advierto que mis alumnos/as son muy observadores/as y muy duro/as competidores/as. No obstante aquí participáis todos y todas. ¡Ánimo!









Por cierto que me quedó pendiente una pregunta sin hacer...seguro que alguno/a os la hacéis también.

Bajo Caracoles - Perito Moreno (20 Km. y El Milagro)


El autobús nos deja a las 6 de la mañana a 300 metros de cuatro casas que resultan ser Bajo Caracoles. Solo funciona un hostal restaurante que no abre hasta las siete y media y hace un viento gélido que nos incomoda muchísimo el traslado de nuestras cosas hasta una pared que nos proporcione algo de resguardo. 

Allí volvemos a montar las bicicletas que habíamos desarmado para poder cargarlas en el bus. Luego esperamos congelados a que el encargado abra el pequeño bar del hostal. Nuestro plan es ir a visitar la Cueva de las Manos,  un registro de la presencia de grupos nómadas prehistóricos en esta región que ha sido calificada de Patrimonio de la Humanidad.

Creíamos que habría visitas guiadas que incluyesen el traslado pero no es así. Hay que ir por tu cuenta y se encuentran a 41 kilómetros de puro ripio. Ninguno de los dos lo vemos viable así que le pedimos a un señor que hace traslados precio para llevarnos allá. Nos pide 800 pesos, lo que costarían 13 noches de alojamiento en un camping municipal...no.

Mientras pensamos aparecen Heidi y José Antonio, la pareja de Mendoza que habíamos conocido en la gasolinera de Tres Lagos. 

-No hay problema -nos dicen- acomodamos el equipaje y se vienen con nosotros. 

Resultan ser simpatiquísimos y muy amables. El camino nos brinda la posibilidad de hablar tranquilamente sobre Argentina, España, la educación (Heidi es profesora de Secundaria), los viajes y un montón de cosas más. 

De vuelta a Bajo Caracoles un armadillo se cruza en nuestro camino y José Antonio, un hombre de campo, le pide a Heidi que pare y corre detrás de él hasta agarrarlo con una habilidad espectacular. Solo quiere acariciarlo y que lo veamos. Parece feliz y todos lo somos. Continuamos y vemos zorros y otro armadillo. El terror de los armadillos vuelve a hacer de las suyas para darle un par de caricias y volverlo a soltar. 

Al llegar intercambiamos contactos y les agradecemos el buen rato y el favor que nos han hecho. Parecen gente muy especial. 

Polo es un motorista de Madrid que anda recorriendo América en una moto. Lleva un año y tiene planes para bastante más. Mientras comemos nos pregunta qué vamos a hacer. Lo cierto es que no lo tenemos claro. Perito Moreno está a más de 100 km. de aquí y no llegaremos hoy aunque salgamos, menos aún con tanto viento. Por otro lado podríamos rodar un poco y quitarnos 40 km. del día siguiente para asegurar la llegada a Perito. Tomamos esta última opción a pesar de que el viento está muy fuerte. Pensamos que hay tiempo para ciclar tranquilamente y cubrir ese corto tramo...y nos equivocamos. 

El viento nos pega de frente y apenas nos permite avanzar a 7 km/h. Me tira a la cuneta varias veces y nos parece peligroso y poco sensato continuar. Después de dos horas no hemos hecho ni veinte km. y estamos en mitad de la nada más ventosa y hostil que nos ha regalado este viaje. Tratamos de parar una camioneta que nos acerque a algún refugio pero no hay suerte. Avanzamos poco a poco hasta divisar a lo lejos lo que podría ser una estancia. No se ve claro pero parece un galpón junto a unos árboles. Está en mitad de un valle y podría tener agua. Suficiente para pasar la noche. Cubrimos un par de kilómetros de ripio que separan la edificación de la ruta y  nos alegra ver que está habitada. El dueño nos permite acampar y más aún nos invita a dormir bajo techo. Les pide a dos empleados que nos preparen un té y nos permite refugiarnos para quitarnos el frío.

En su conversación nos dice que su hijo tiene que venir con la furgoneta para llevar a uno de ellos a Perito y que si queremos nos puede acercar...no sé quién de los dos dijimos antes que sí. Hacía menos de una hora habíamos barajado una acampada de emergencia en la cuneta de la carretera y ahora podíamos llegar a dormir a Perito y olvidar este día de viento infernal sin perder días de viaje. Tomamos el té con dos hombres de campo que han pasado toda su vida carneando, esquilando y cabalgando. Nos invitan a cenar patatas con carne porque el hijo del patrón está tardando. Me hace sentir un poco mal pero trato de disfrutar tanta hospitalidad. Vemos atardecer en una estancia en mitad de la pampa justo antes de que vengan a recogernos y nos lleven al camping de Perito. Armar la tienda a las doce de la noche es la menor de las molestias después de un día como hoy.

Todas las estancias que hemos cruzado tienen nombre propio. Esta estancia que apareció de la nada cuando no teníamos una solución se llama El Milagro.













La Leona-Tres Lagos (60 Km)



El primero en despertar fue Alejo. Debía ponerse en marcha lo antes posible para que el viento le respetase. Entrar a El Chaltén significaba viajar 90 Km contra un más que posible viento del Oeste sumando unos 20 hasta el cruce con ruta 40.

Nos despedimos de nuestro compañero de viaje mientras preparamos el desayuno que él ya ha tomado. Un joven que decide parar su trabajo y recorrer su país en bicicleta de extremo a extremo con la única intención de conocer su gente y su tierra. Siempre de buen humor, con viento a favor y en contra. Ha sido un lujo encontrarnos en el camino.

Salimos en dirección a Tres Lagos y los diez primeros kilómetros son sin viento pero pronto se despierta y comienza a soplar desde el Oeste...pensamos en Alejo.  A nosotros nos golpea de lado y poco a poco va tomando fuerza pero nos consuela que nuestro recorrido de hoy es tan solo de 60 km.

Llegamos con dificultades a la gasolinera de Tres Lagos, la primera que veíamos desde El Calafate. Una gasolinera en nuestro camino se parece mucho a un oasis en el desierto. Será allí donde nos recoja el bus pero a las once de la noche y en realidad hemos llegado bastante pronto así que dejamos el equipaje en la gasolinera y descansamos tomando algo.

Comienzan a llegar personas que pueblan nuestro viaje: el primero Leonardo. Un tipo de  38 años que viaja en una Puma98, una moto de 1954 con la que ha bajado toda la ruta 3 (la costa Argentina) y ahora anda subiendo la ruta 40. Nos adelantó unos kilómetros atrás y nos llamó la atención lo justito que iba con un día de viento como el de hoy. Resulta un tipo muy divertido con un especial gusto por contar anécdotas y un buen sentido del humor. Nos cuenta lo bien que fue su moto todo el viaje salvo en 30 Km cerca de Caleta Olivia donde acumuló todas las desgracias posibles: problemas con la bujía, garrafa de combustible volando, dedo rajado al saludar a un cicloturista...asegura que el viento ya va a parar antes de irse, pero también dijo que la Puma no fallaba y le calzó más de treinta patadas al pedal de arranque hasta que pudo marcharse...

Entran dos italianos de Turín cuyo plan de viaje consiste en realizar cada año un recorrido de un mes por Argentina con las motos de segunda mano que compraron en Buenos Aires. Al terminar su recorrido anual dejan las motos a buen recaudo y hasta el año que viene...

Heidi y José Antonio vienen viajando en coche y son de Mendoza. Una pareja muy cordial.

Multitud de moteros y moteras que recalan en la estación de servicio para refugiarse del viento y tomar algo.

El viento arrecia y los árboles parecen a punto de salir volando.

Macarena nos atiende amablemente y nos guardará el equipaje mientras vamos al pueblo para comprar algo y hacernos unos bocadillos al tiempo que nos conectamos por WiFi ya que en la gasolinera no hay ni línea de teléfono.

El pueblo está a dos kilómetros de viento pero con las bicicletas sin carga todo resulta mucho más fácil. Frente a la escuela ahora cerrada por vacaciones está el colmado con WiFi del que nos habían hablado. Comer algo y descansar un rato mientras nos comunicamos y de vuelta a la estación de servicio a esperar.

Irene, la responsable de la gasolinera nos explica que la estación de servicio pertenece a la Municipalidad (el Ayuntamiento). Ella recibe un sueldo mínimo por estar a turno completo. Es madre soltera y vive en la gasolinera con su hijo. Nos invita a té y a sandwiches y nos prepara unas empanadas antes de que llegue el autobús hacia Bajo Caracoles. Es realmente amable con nosotros y  se lo agradecemos enormemente.

Mientras esperamos conocemos a unos locos que están haciendo la ruta 40 en dos citröen Mehari, un mítico utilitario que ningún ingeniero diseñó para soportar los vientos patagónicos.

Finalmente, ya de noche, llega el autobús y metemos las bicis y el equipaje embutidos en los huecos que quedaban.  Es un colectivo de dos pisos con butacas cómodamente reclinables. Yo duermo aunque inquieto, hay mucho viento en la ruta y no parece amainar ni de noche...


El Calafate-La Leona (110km)

Salir de El Calafate no parecía que fuese a ser fácil. Para acceder al centro había que bajar un par de cuestas importantes que no sabíamos como íbamos a subir a nuestra marcha.
Madrugamos y recogemos todo para ponernos en camino. Las rampas las salvamos con calma y sin demasiados problemas. Mi recién comprado espejo retrovisor me permite despedirme de reojo de este lugar tan especial.
Hasta el cruce con Ruta 40 tenemos 30 km. hacia el Este. No obstante el viento se despierta y empieza a darnos de lado y de frente. Es viento sur.
Al llegar al cruce la ruta nos sonríe porque la cuarenta gira hacia el Norte y llevamos viento de cola. En todo el viaje estamos a merced del viento. Él decide si bajamos a 13 km/h o subimos a 30. Ahora decide que rodemos todo el resto de la etapa con facilidad. Decimos adiós al lago Argentina y saludamos al río Santa Cruz y al río La Leona. Santi lo saluda con un descenso fugaz poniendo el carrito a 67 por hora. Yo lo miró de lejos incrédulo y Alejo toca el freno mucho antes.

Los kilómetros pasan fácilmente y a las dos y media ya estamos en La Leona, una posada en mitad del camino donde paran autobuses en mitad de sus rutas.
Acampamos ahí con derecho a duchas y baño no sin antes bañarnos en el río que baja con mucha fuerza.

Pasamos la tarde descansando y tomando algo en el restaurante de las parada. Por la noche cenamos unos huevos fritos con patatas que me llevan a España por un momento. Será la última cena de los tres juntos. Mañana Alejo entrará al Chalten y nosotros seguiremos hacia Tres Lagos.

jueves, 21 de enero de 2016

El glaciar Perito Moreno

Tomamos (no cogemos) el micro (no el bus) a las 9:30.  Por una carretera de ripio (no de tierra) tardamos unas dos horas y media en verlo.
El frente del glaciar aparece de repente tras una curva. El conductor nos avisa unos metros antes: Abran sus corazones.
Directo ahí nos da el hielo dejándonos boquiabiertos y luchando entre vivir la experiencia y registrarla para compartirla.
El paseo por los balcones al frente del glaciar es difícil de explicar. Cada pocos minutos un crujido grave nos llega y tratamos de descubrir donde ha caído el fragmento de hielo esta vez.
El frente del glaciar se deshiela y desprende bloques que estallan contra el agua.
La gente mira embobada el azul intenso de sus grietas y la inmensidad de esa lengua de hielo que parece indestructible.
Esta noche soñaremos con hielo.